martes, 1 de diciembre de 2015
Carrers d'oficis de la ciutat de València
Gremis, oficis i carreres a València
ABAIXADORS (Tundidores)
ADOBERIES (Tenerias)
ADREÇADORS
ALUDERS
ARGENTERS
ASSAONADORS (Zurradores)
BALLESTERS
BANY DELS PAVESOS
BLANQUERIES (Blanquerías)
BOSSERIA (Bolsería)
BRODADORS
CABILLERS.
CADIRERS
CAIXERS
CALDERERS
CAMPANERS
CAPELLERIA (Sombrerería)
CARDA
CARNISSERS
COETERS
CORDELLATS
CORREDORS
CORRETGERIA
CORREU VELL
ESCUDELLERS
ESPART
ESTAMENYERIA VELLA
FARINA
FERRERS
FLASSADERS
FOGAINERS
FORNERS
FUSTERS
GALLINES
HERBA
HOSTALERS
JURISTES
LLANTERNERS
LLIBRERS
MANTES
MANYANS (Cerrajeros)
PEDRAPIQUERS (canteros)
PES DE LA FARINA
PESCADORS
PESCATERIA
RAMELLETS
ROTERS
SABATERIA DELS XIQUETS
SABATERS
SEDASSERS (Cedaceros)
SEDERS
SOGUERS
TAPINERIA
TEIXIDORS
TRAGINERS
VELL DE LA PALLA
VELLUTERS
jueves, 19 de noviembre de 2015
MERCADOS, FERIAS Y RUTAS COMERCIALES
Antes
del siglo XI, el comercio era escaso, muy poco importante y de
distancias cortas. Hacia el siglo XI, el comercio se recuperó porque la
producción agrícola y el dinero disponible aumentaron. El dinero aumentó
gracias a que se descubrieron minas de oro en el centro de Europa, y
también gracias el oro que llegaba de África. Ahora, los caminos eran
más seguros, entonces se recuperaron las rutas comerciales terrestres.
Las
ciudades solían tener un pequeño mercado semanal en el que se
intercambiaban los productos del campo y los artesanales. También había
una feria una vez al año. Estas eran grandes mercados que duraban una o
dos semanas, a los que acudían personas de muchas partes de Europa.
Muchas de las ferias eran organizadas por los reyes, quienes
garantizaban seguridad en los caminos y en la propia feria a cambio de
que los mercaderes pagasen un impuesto especial.
Además
de las ferias solía haber una lonja en cada ciudad. Esto era un
edificio pensado para los negocios. También aparecieron nuevas técnicas y
estrategias. Una de ellas era la del oficio de los cambistas, que eran
personas que cambiaban las monedas de los distintos reinos. También
aparecieron las letras de cambio, que eran pagarés, cheques que te
permitían no llevar siempre dinero encima y así si te atracaban no te
robaban nada. Al mismo tiempo surgieron las casas comerciales que eran
asociaciones mercantiles que se dedicaban al comercio internacional.
Con
el tiempo, el comercio marítimo adquirió más importancia que el
terrestre. Las dos rutas comerciales por mar más importantes hacia los
siglos XIII y XV eran:
–
Ruta del Mediterráneo. Era una ruta muy larga que unía el mundo
cristiano con el mundo musulmán. Las cruzadas permitieron la entrada de
barcos comerciantes a Tierra Santa y a oriente. Los protagonistas
cristianos de esta ruta eran las ciudades de Venecia, Génova, Pisa,
Marsella y Barcelona. Los productos que más se compraban a los
musulmanes y a los bizantinos eran tejidos lujosos, perfumes y especias,
y lo que más se vendía eran tejidos de lana, alimentos, armas y
herramientas.
–
Ruta de la Hansa. Esta ruta cruzaba el mar Báltico, el mar del Norte y
el Atlántico. Se llamaba así porque estaba controlada por la Hansa, una
asociación de ciudades nórdicas que se encargaba de controlar el
comercio fluvial, el marítimo y el terrestre de esa zona. Se comerciaba
con lana de Castilla y de Inglaterra, con vino francés y con hierro,
pieles, trigo y madera traídos del Báltico.
Gracias
a estas rutas aparecieron dos grandes centros económicos que eran el
Norte de Italia (Milán, Génova, Venecia, Pisa y Florencia) y Flandes
(Brujas, Gante, Ipres y Amberes). Estos dos centros se convirtieron en
ciudades muy importantes políticamente y culturalmente, porque eran
puntos de intercambio de culturas, ideas, conocimientos, arte etc. En
estas zonas surgió una nueva forma de vida, la burguesía.
ARTESANO Y GREMIOS
Antes,
en las aldeas todas las familias trabajaban las tierras del feudo,
criaban animales, y además se fabricaban todo aquello que necesitaban,
como podían ser zapatos, vestidos, utensilios de cocina, o herramientas
para el trabajo. Es decir, todos hacían de todo, los hombres araban el
campo, pastoreaban ganado, elaboraban herramientas, y las mujeres daban
de comer a los animales, se encargaban de las tareas domésticas,
producían la ropa, el calzado. Naturalmente esto iba ligado a la idea de
autosuficiencia en la que uno producía para sí mismo, para el consumo
propio.
A
partir del siglo XI, con el aumento de la producción agrícola, el
crecimiento de la población y el renacer de las ciudades, el trabajo
quedó dividido en dos sectores. En primer lugar, la población que
permaneció en el campo conservó la forma de vida feudal y las tareas
agrarias. Los que se quedaron sin tierras ni espacio en el campo,
migraron a las ciudades y desarrollaron el comercio y la artesanía como
alternativa a la agricultura y ganadería.
La
vida urbana fomentó mucho el trabajo artesanal, y en seguida surgió una
nueva forma de entender el trabajo. El oficio de artesano pasó de ser
algo individual a un trabajo en equipo. Nacieron los gremios,
asociaciones de artesanos de un mismo oficio que se comprometían a
seguir unas normas comunes a todos ellos. Los gremios favorecían la
cooperación y la ayuda entre artesanos, y la transmisión y enseñanza del
oficio a nuevos aprendices artesanos.
Los
gremios establecían los precios de los productos, la cantidad máxima
producible, y las horas y días de trabajo. Con esto se quería evitar la
competencia entre los artesanos del gremio, pues consiguiendo que todos
vendiesen al mismo precio y que no elaborasen mayor cantidad de
productos, evitaban trifulcas en los mercados y ferias y conseguían que
no existiesen grandes diferencias económicas entre los artesanos del
gremio. Además, el gremio proporcionaba las materias primas a cada
taller, era el encargado de dar permiso para abrir nuevos talleres, y de
pasar el control de calidad a los productos elaborados en cada taller.
Dentro del gremio, los artesanos hacían una especie de cursus honorum,
similar a aquel que llevaban a cabo los magistrados romanos para subir
peldaños dentro de la administración de Roma. Debían comenzar desde
abajo, como aprendices. Estos solían ser niños, y firmaban un contrato
con el maestro artesano dueño del taller por el cual trabajarían a
cambio de alimento, alojamiento y la enseñanza del oficio. Tras varios
años de aprendizaje del oficio, el aprendiz estaba preparado para subir a
rango de oficial. Entonces se examinaba, y en caso de pasar dicha
prueba, se convertiría en oficial. Los oficiales trabajaban a cambio de
un sueldo de artesano, normalmente tenían su propia familia y vivienda,
pero no podían abrir su propio taller hasta convertirse en maestros
artesanos. Pero tenían que ganarse tal honor, tenían que demostrar su
maestría elaborando una pieza digna, una obra maestra. Entonces, si el
gremio lo aprobaba como tal, el oficial pasaba a ser maestro, y podía
abrir su propio taller, comprar sus propias herramientas, tener sus
propios empleados, y vender productos con su firma.
El
taller de un artesano, era casa, taller y tienda a la vez. Allí vivían
el maestro, los aprendices, y en muchas ocasiones los oficiales. En la
planta baja estaba la tienda y el taller, y todos los talleres del mismo
oficio solían estar en la misma calle.
CAMBIOS EN LA AGRICULTURA
En
los siglos XI y XII se difundieron nuevas técnicas y herramientas
dentro del campo agrícola que aumentaron y rentabilizaron la producción
en gran medida:
–
El arado de vertedera o normando. La cuchilla que araba la tierra era
de hierro y era desigual, por lo que penetraba mejor. Este nuevo arado
también incluía la collera y las herraduras de clavos. Con estas
novedades se pudieron usar caballos para arar, ya que eran más rápidos y
resistentes que los bueyes. También se le añadieron ruedas, y así el
agricultor no tenía que llevar el peso del arado.
–
La rotación trienal. Consistía en dividir la tierra en tres parcelas
distintas, que cada año estarían dedicadas a algo diferente, según un
sistema de rotación. El primer año, había en una parcela trigo (o
cualquier tipo de cultivo), en la segunda legumbres, y la tercera se
dejaba en barbecho, para que la tierra reposase y recuperase nutrientes.
Al año siguiente, la primera parcela se dejaría en barbecho, la segunda
albergaría trigo, y la tercera legumbres; y al año siguiente, la
primera tendría legumbres, la segunda barbecho y la tercera trigo. Así
se conseguía una mayor rentabilidad de la tierra, pero fueron necesarias
la selección de semillas, y una mayor cantidad de abono.
–
El molino de agua. Previamente se conocía sólo el molino de viento, y
aunque aparentemente sean igualmente útiles, el molino de agua supone un
avance respecto al anterior. Un molino de viento está sujeto a la
situación meteorológica, es muy sencillo si no corre el viento, las
aspas no se mueven. Además, por aquel entonces Europa era una extensión
muy frondosa y estaba plagada de bosques. De este modo, eran pocos los
lugares en los que el viento soplaba con fuerza. El molino de agua fue
una revolución por esto, porque si bien éste también está sujeto a una
fuerza de la naturaleza, el agua y los ríos son abundantes por todo
Europa, y como bien hemos visto, ya desde las primeras civilizaciones
surgidas hacia el 3.000 A.C., el ser humano tiende a asentarse y crear
núcleos urbanos a orillas de ríos, en zonas fértiles. Con esto quiero
decir que la mayoría de las aldeas y pueblos medievales contaban con su
propio río, donde podían construir magníficos molinos de agua.
Además
de estas innovaciones técnicas, hubo una mejora del clima, creándose
unas condiciones propicias para los cultivos, de modo que la agricultura
comenzó a rentar más y la producción aumentó.
Al
aumentar la producción alimenticia, se rompieron los esquemas de
autosuficiencia del feudalismo, pues en las casas comenzaron a sobrar
alimentos, y dichos excedentes podían ser intercambiados o destinados a
la venta en los mercados, las ferias o incluso en las resurgentes
ciudades. ¡Estaba renaciendo el comercio! La abundancia de alimentos
fomentó el comercio, práctica que se había perdido debido a la
ruralización de la población tras la caída del Imperio Romano y la
llegada de los invasores nórdicos. Las ciudades crecieron, y se
convirtieron en grandes centros de intercambio de productos tanto
agrícolas como artesanales.
martes, 6 de octubre de 2015
LAS SILLAS DEL TRIBUNAL DE LAS AGUAS
Estarán visibles en la Casa Vestuario, salvo en la sesión del jueves en la Puerta de los Apóstoles
Lo que se anunciaba como una exposición permanente sobre la
centenaria institución del Tribunal de las Aguas ha quedado en la mera
ubicación de las butacas que utilizan los síndicos-jurados en un espacio
visitable diariamente. No hay fotos, ni paneles ni documentos. Solo un
vídeo explicativo de 10 minutos que se proyecta en la pared.
Junto al gancho del alguacil y la verja semicircular que separa las sillas del público cuando los jueves se reúne el Tribunal a la Puerta de los Apóstoles de la catedral, este mobiliario podrá ser visitado diariamente en la Casa Vestuario de la Plaza de la Virgen, situada justo enfrente de donde tradicionalmente comparecen los síndicos. Cada jueves, las sillas volverán a las 12 del mediodía a la catedralicia puerta, para la tradicional escenificación pública de las deliberaciones del jurado sobre las reclamaciones o litigios que les plantean los regantes valencianos.
"Nos va a hacer más visibles", ha subrayado el presidente del Tribunal, Ángel Aguilar. Tras la inauguración de la exposición, la Consejería de Cultura y el Tribunal de las Aguas han suscrito un convenio por el cual las acequias pertenecientes a la Vega de Valencia cederán al Arxiu del Regne todos sus documentos anteriores a 1900 para su restauración, digitalización y posterior difusión.
El acuerdo ha sido firmado este jueves por la consejera María José Català, y el presidente del Tribunal de las Aguas, Enrique Aguilar, como parte de los actos de celebración del quinto aniversario de la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad otorgada por la Unesco a la institución. Puesto que la documentación está en manos de cada acequia, tras este acuerdo marco se firmará un convenio con todas ellas.
página web del Tribunal de las Aguas
Junto al gancho del alguacil y la verja semicircular que separa las sillas del público cuando los jueves se reúne el Tribunal a la Puerta de los Apóstoles de la catedral, este mobiliario podrá ser visitado diariamente en la Casa Vestuario de la Plaza de la Virgen, situada justo enfrente de donde tradicionalmente comparecen los síndicos. Cada jueves, las sillas volverán a las 12 del mediodía a la catedralicia puerta, para la tradicional escenificación pública de las deliberaciones del jurado sobre las reclamaciones o litigios que les plantean los regantes valencianos.
"Nos va a hacer más visibles", ha subrayado el presidente del Tribunal, Ángel Aguilar. Tras la inauguración de la exposición, la Consejería de Cultura y el Tribunal de las Aguas han suscrito un convenio por el cual las acequias pertenecientes a la Vega de Valencia cederán al Arxiu del Regne todos sus documentos anteriores a 1900 para su restauración, digitalización y posterior difusión.
El acuerdo ha sido firmado este jueves por la consejera María José Català, y el presidente del Tribunal de las Aguas, Enrique Aguilar, como parte de los actos de celebración del quinto aniversario de la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad otorgada por la Unesco a la institución. Puesto que la documentación está en manos de cada acequia, tras este acuerdo marco se firmará un convenio con todas ellas.
página web del Tribunal de las Aguas
miércoles, 1 de julio de 2015
APRENDER A HACER SOCARRATS
El socarrat es una pieza plana de barro cocido tipo baldosa gruesa. Generalmente está esmaltada en blanco y compuesta por tonalidades rojizas y negras. En otras poblaciones o comunidades autónomas se conocen “els socarrats” con otros nombres como rajola, atovó, cairó o maó. Todos ellos tienen un origen medieval, la palabra en si “socarrat” se remonta a 1604, pues el primer registro de uso se le atribuye al Obispo de Segorbe.
Este arte se ha convertido en emblema de dos pueblos valencianos muy importantes como son Paterna y Xàtiva. Se empleaban para cubrir los entrevigados de techos y balcones como una solución más económica a los artesonados de madera.
Con el tiempo pasaron del techo al suelo, y se utilizaban motivos más sencillos para zonas destacadas de las viviendas como la entrada.
Motivos
Hay cuatro tipos de simbolismos en los socarrats. Iconografía religiosa, mágica, social y heráldica.
•Religiosos: referentes a pasajes bíblicos, o iconos pertenecientes a las Escrituras o Leyendas Sagradas.
•Mágica: esta simbología recoge desde barcos, torres, castillos, manos de Fátima o un personaje típico valenciano, el butoni que es una figura que amenazaba con llevarse a todos los niños que no se acaban la comida, lloran o no se duermen.
•Social: en este grupo se aúnan todos los socarrats en los que aparecen imágenes de la vida cotidiana como oficios, escenas cortesanas y elementos satíricos.
•Heráldica: posterior a las tres corrientes anteriores, estos barros son de creación más reciente como elemento decorativo para proclamas de carácter público.
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